Joven uruguayo vuelve a ganar un concurso de Google

10 de Febrero de 2015
Por segunda vez consecutiva, Ignacio Rodríguez salió entre los 20 primeros del certamen para jóvenes programadores de Google. "Mi origen empieza por una XO", comentó

Ignacio Rodríguez, un programador uruguayo de 15 años, ganó por segunda vez consecutiva el concurso de código abierto de Google, Code-in.

En lo que fue la edición con más participantes de la historia del certamen, Rodríguez salió distinguido entre 658 programadores pre-universitarios de 54 países de todo el mundo. Estuvo bajo la mentoría de Sugar Labs.

Google Code-in es un concurso online que presenta distintos desafíos de código abierto como corregir errores, escribir códigos, crear documentación y promover formas creativas para difundir el tema.

La idea del concurso es introducirnos en las organizaciones de código abierto, como por ejemplo Sugar Labs donde estuve y familiarizarnos con el código abierto”, explicó Rodríguez al portal de Presidencia.

El programador uruguayo también había participado de la edición 2013, en la que también quedó entre los primeros veinte participantes. Junto con los otros ganadores, viajará a San Francisco para conocer las instalaciones de Google y participar de la entrega de premios.

"Mi origen empieza por una XO"

Ignacio tiene 15 años y es oriundo de Canelones, vive en la capital del departamento y allí estudia bachillerato en la UTU. En diálogo con la Secretaría de Comunicación, el adolescente contó su proceso de pocos años, que lo llevaron desde una computadora XO del Plan Ceibal a convertirse en programador. Entró en el Code-in para ganar una remera, contó.

Mi origen empieza por una XO. Me despertó la curiosidad de programar, encontré un grupo de Python joven, empecé a aprender este lenguaje de programación. El año pasado vi el concurso de Google ‘Code – in 2013’, me metí por una remera, hice tres tareas, seguí y seguí, llegué a 61 tareas y logré ganar. Este año nuevamente salió el concurso y llegué a 83 tareas. Fue más difícil porque en vez de Python era con Javascript, así que tuve que aprender este sistema”, explicó Rodríguez.

"El potencial básico de la ceibalita es para estudiar, pero después empezás a descubrir cosas nuevas, te da curiosidad saber cómo están hechas las cosas, ves código y arrancás a programar. Empezás a romper todo hasta que funciona”, agregó.


Más información: www.google.com.