El Plan Maestro, la calidad educativa y las escuelas conectadas
8 de Mayo de 2017La opinión de Alejandro Artopoulos, Director del Laboratorio de Tecnologías del Aprendizaje en la Escuela de Educación de la UDESA
El pasado 24 de abril el gobierno hizo público el Plan Maestro. Un proyecto de ley para mejorar la calidad de la educación en Argentina con objetivos a mediano y largo plazo. Impacta que por primera vez el Estado revele públicamente en un documento oficial las fallas de Conectar Igualdad y Primaria Digital. Sin embargo desalienta que le echen la culpa al gobierno anterior sin fundamentos y no se comprometan en las soluciones definitivas.
Es toda una novedad que el documento ensaye el primer diagnóstico público que reconoce las dificultades que enfrentaron dichos programas 1a1. En el Capítulo 4, Infraestructura y Tecnología, señala que "la mera provisión de tecnología digital no garantiza su uso y apropiación en la comunidad educativa". Con datos de Unicef verifican la triste realidad de que sólo “el 24% de los profesores de nivel secundario de gestión estatal usan computadoras como recurso pedagógico asiduamente".
Dejan claro la ineficacia de las estrategias de capacitación docente y el abandono estatal de la educación a la era digital. Pero el documento no aclara que dicha ineficacia fue común a todos los programas 1a1 del mundo. Tanto los que usaron la solución de la netbook como la OLPC de Negroponte y cae en el facilismo de sugerir que se trató de otra piedra en la mochila de la herencia K.
El documento puntualiza que el 37% de los establecimientos educativos del sector estatal aún no cuentan con conexión a internet y estima que sólo un 10% de los que sí tienen disponen de una conexión apta para uso pedagógico, es decir, menos del 10%. Lo que no cuenta es que la realidad de los colegios privados no es mucho mejor. La mayoría de ellos tienen conexiones hogareñas que no permiten un uso pedagógico fluido.
Si es verdad -como dijo la semana pasada Jack Ma en el CCK, fundador y Presidente Ejecutivo de Alibaba Group- que "Internet es en la actualidad lo que la electricidad fue hace 30 años atrás", nuestros chicos en escuelas públicas y privadas están estudiando en el medioevo digital, en el lado oscuro de la Sociedad del Conocimiento. Fue justamente Jack Ma el que llamó al orden al ejecutivo: "Acá lo único que lamento es la velocidad de Internet, que es tan lenta y tan cara. Hoy tuve una discusión por este tema con el Presidente".
En la meta 11 se propone “lograr para el 2018 que el 100% de las escuelas estatales del país estén conectadas a Internet, alcanzando así la universalización del acceso a las tecnologías de la información". Resulta genérica comparada con las otras 12 metas, más ambiciosas, específicas en sus formas de medir y con períodos más largos para lograrlas. No precisa a qué velocidad se conectarán las escuelas, y se menciona una sola vez a la brecha digital, sin dar cuenta de la existencia de la segunda brecha digital.
El debate internacional sobre brecha digital hace tiempo salió de la zona de confort del acceso para entrar en el arduo terreno de las capacidades para "leer" algoritmos. Desde 2010 Organismos Internacionales como el Banco Mundial y OCDE están señalando el desafío educativo de enseñar competencias lectodigitales. Que exige aulas preparadas para el uso pedagógico de internet, es decir con un piso de 100 kbps por alumno, y docentes con dominio del pensamiento computacional.
Siendo así, no parece realista que para 2018 el 100% de las escuelas alcancen el uso pedagógico pleno en las aulas. Tampoco parece creíble que suceda a nivel nacional, si las escuelas porteñas siguen con conexiones paupérrimas. El ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires a cargo desde hace 10 años ha hecho poco al respecto en el distrito con mejores condiciones de infraestructura de la red. Mucho me temo que las velocidades serán mínimas y la brecha seguirá abierta.
Hay dos modelos de referencia que dicen que es posible. Uruguay logró avanzar muy firmemente en este aspecto de la mano de las inversiones de su empresa estatal de telecomunicaciones, Antel, que además firmó un convenio estratégico con Google. En tanto EE.UU., que en 2013 sólo alcanzaba al 30% de sus escuelas públicas conectadas a internet de alta velocidad, con la administración de Obama decidió actualizar el programa de fondo universal denominado e-Rate y logró en 4 años llegar al 70%.
Hubo varios factores que impulsaron la conectividad escolar en EE.UU. además del generoso subsidio específico del e-Rate: fue fundamental disponer de una infraestructura con sólida inversión público-privada, segundo emergieron las chromebooks como nuevos dispositivos educativos estándar, hoy un fenómeno imparable que está desplazando a las PCs en otros segmentos, y finalmente las escuelas decidieron modernizarse por presión social porque los estados digitalizaron las pruebas estandarizadas.
Más allá que la Argentina está lejos de resolver en el corto plazo el entuerto regulatorio de telecomunicaciones y que las chromebooks solo se compran en Mercado Libre, el tema central acá es cómo el Plan Maestro motivará a docentes y directivos a ingresar en la era digital.
El Plan Maestro sigue la vieja fórmula de modernizar el estado para controlar la escuela en la oscuridad digital. En tanto continúa con el simulacro de conexión, 2 de las 13 metas proponen sistemas de información que extraen datos escolares para que la información la produzcan los ministerios.
Para mejorar la calidad de la educación necesitamos escuelas realmente conectadas, que permitan plataformas en la nube que acerquen las comunidades a la Sociedad del Conocimiento, escuelas capaces de producir información que mejoren la comunicación con los padres, la colaboración entre los docentes y los aprendizajes de los chicos.
(*) Alejandro Artopoulos: Director del Laboratorio de Tecnologías del Aprendizaje en la Escuela de Educación de la UDESA.