De 1/3 a 2/3
25 de Junio de 2015Deberíamos repensar nuestras estrategias y ponernos a trabajar para multiplicar una industria de base tecnológica que nos permita ser un fuerte exportador (2/3 de nuestra producción) , opina Carlos Pallotti
Por Carlos Pallotti, empresario y dirigente empresarial.
Argentina ha ido construyendo las bases para tener una Industria Tecnológica sólida y sustentable en los últimos años.
Primeramente por empresarios que se sintieron capaces de intentar un desarrollo agresivo y conquistar nuevos mercados e incursionar en nuevas áreas de negocios, incluso de vanguardia. Segundo por un fenómeno emprendedor que está dejando réditos, a través de muchas exitosas empresas, algunas de las cuales ya son multilatinas y/o globales y muy exitosas. Tercero por empresas que se han incursionado en áreas tecnológicas reservadas a pocos privilegiados en el mundo (caso satelital o nuclear por ejemplo), amparado por una administración del Estado que les ha dado contratos para que se desarrollen. En cuatro lugar por un empuje al sistema científico y tecnológico, tanto en mayores presupuestos para la ciencia, como ciertos incentivos para la industria en sus diferentes ramas. Y finalmente por la radicación de manera productiva de empresas globales para producir conocimiento.
Estas empresas de base tecnológica, que hace unos quince años eran poco trascendentes para la economía y desarrollo del país, han pasado a convertirse en la tercera pata de la economía, uno de los grandes rubros de ingresos de divisas y sin dudas el principal actor del empleo calificado.
Sin embargo, que reconozcamos que tenemos lo que no teníamos, no significa que no debamos pensar lo que deberíamos tener. Por que si hay algo claro, es que es una actividad que tiene mucho más para dar, y por qué no, pensar en que se convierta en el gran factor de despegue productivo de Argentina.
Pero para que esta industria continúe progresando es necesario repensar los planes. Por lo pronto, la relación del mercado interno y el externo.
Años atrás, algunos (entre los que me cuento), teorizabamos que el desarrollo de la industria tecnológica debería tener una relación de 2/3 de mercado interno y 1/3 de exportaciones, de manera de no "subdesarrollar" el resto de la actividad económica del país. Esto es, que no se debería dejar de proveer a la tecnificación de los demás componentes de la actividad económica (el sector agrícola, la industria manufacturera, las economías regionales, etc.), exportando la mayor parte de lo que nuestros talentos producían. Esto nos hubiera llevado a tener un buen mercado externo, pero un pésimo desarrollo del resto de las actividades productivas locales. India, por ejemplo, es el mayor exportador de servicios del conocimiento en el mundo, pero en parte lo hace a costa de una economía doméstica subinvertida y por lo tanto poco competitiva en muchos aspectos.
Pero el nivel de desarrollo que ha alcanzado nuestra actividad tecnológica, hace que debamos repensar estas cifras y plantearnos si no debemos avanzar hacia otro modelo más cercano a que nuestras exportaciones sean las 2/3ras partes de nuestra producción tecnológica.
Y voy a explicar por qué.
En primera medida, ya sea por razones macro-económicas y/o por cierta madurez que alcanzaron algunas empresas, claramente Argentina ha ido avanzando en lo que hemos llamado en algún momento el "Value-Shore", es decir producir con mayor valor agregado, y esto nos permite tener un nivel de producción de conocimientos muy superior a que si nos hubiésemos quedado en el desarrollo de bajo valor. Hoy tenemos empresas no solo relevantes en cuanto a su poderío económico, si no más que nada por su capacidad de producir conocimiento, que puede ser aplicada para incursionar en nuevos espacios de negocios o áreas de vanguardia y esto es un capital que no es menor.
Segundo, porque el mercado doméstico no es tan grande como para que pueda permitir ser el campo de prueba o dinamizar el consumo tecnológico, que nos permita incursionar en ciertas áreas competitivas a nivel mundial. Para desarrollar ciertas tecnologías y hacerlas competitivas, tanto a nivel técnico como económico, es necesario un mercado mucho mayor y en ciertos temas más sofisticado. Y eso solo lo puede proveer el mercado mundial. Argentina es un país de 40 millones de habitantes, con una mayoría de personas con capacidad adquisitiva (y por lo tanto con acceso a bienes), pero no es tan grande como para tener una demanda que permita el crecimiento que las empresas pueden proveer. Dicho en otras palabras, si la industria relojera suiza solo le vendería a su propio mercado, seguramente cerraría o sería poco competitiva. Necesita el mercado mundial para vender sus productos premium.
Tercero, porque es la hora del despegue... Pasado unos años de consolidación, es la hora de pensar en otra dimensión e intentar el desafío. Ya hemos visto que podemos competir con satélites, videojuegos, desarrollos sofisticados, y en biotecnología, solo por mencionar algunos pocos ejemplos. Creo que podría ser la hora que en la próxima década encontremos un puñado de empresas argentinas entre las más innovadoras del planeta. Algunas empresas están maduras y su gente preparada.
En lo personal yo creo que va a pasar, tal como en algún momento creímos que una industria sustentable era posible y luego creímos que un modelo tipo "value-Shore" podría ser viable.
Claro, hay mucho para trabajar para poder lograr esto sin dudas, principalmente por parte de los actores empresarios, pero también por las administraciones públicas. Y sin dudas juega un gran papel la capacidad de planeamiento y estrategia que pueden proveer las entidades de asociatividad, promoción o usinas de pensamiento (está demostrado en el mundo, que detrás de los gran procesos transformadores siempre hubo entidades intermedias muy fuertes que sostuvieron un plan a lo largo del tiempo).
Pero para mi hay dos puntos claves para que este fenómeno se produzca: el financiamiento y el desarrollo de algunos proyectos estratégicos.
El tema financiamiento requiere un escrito aparte por lo complejo, pero no quiero dejar de decir que deben articularse programas de fondeo vía participación en el capital (para lo cual ya hay cierto mercado local en Argentina, aunque todavía menor). Pero principalmente debe desarrollarse el financiamiento (no veo a un INVAP por ejemplo diluyéndose para financiar un proyecto). Yo diría sin temor a equivocarme que es el financiamiento el real desafío para este crecimiento y el punto más relevante. Y estoy hablando de un financiamiento importante, no chirolas. ¿Por qué no un banco de desarrollo tecnológico?. Ya volveré sobre esto en otra oportunidad.
Y segundo la posibilidad que el Estado facilite ciertos mecanismos para que empresas puedan desarrollar tecnologías de punta para ciertos aspectos que le interesen estratégicamente al propio Estado (nuevamente, INVAP no poseería conocimientos y experiencia suficiente para exportar radares si no tuviese parte del proyecto de radarización en sus manos). En suma, podría ser la propia solución de problemas que necesita resolver la propia Argentina, la base para crecer en una actividad tecnológica de avanzada.
Como sea, deberíamos repensar nuestras estrategias y ponernos a trabajar para multiplicar una industria de base tecnológica que nos permita ser un fuerte exportador (2/3 de nuestra producción) sin disminuir la penetración de tecnología en nuestra economía doméstica (1/3).
Al menos así parece indicar lo que uno ve de la realidad mundial y doméstica.